CONSEJO Nº 1:
UN FIXER TIENE QUE SER UN NINJA
¿Esto significa que tenemos que estudiar ninjutsu? Para nada amigos, esto significa que un buen Fixer tiene que estar preparado para cualquier imprevisto.
Tiene que tener más recursos que Trump, ha de ser más rápido que Bolt y resolver problemas más rápido que la NASA. Fácil, no?
¿Vaya consejos más útiles dais, no? A ver, puede parecer difícil al principio, pero todo al final se reduce a TENER UNA BUENA PREPARACIÓN.
Puede parecer que exageramos, pero un buen Fixer siempre tiene que plantear el escenario más negro que se le ocurra. Y si puede solventar todos los problemas en ese supuesto escenario, podrá con todo.
Vamos a ejemplificar un poco las cosas (true history):
Imaginemos que nuestro Fixer está trabajando en la preproducción de una película. Ha encontrado un apartamento que encaja perfectamente como localización principal de la misma: el tamaño del apartamento es óptimo, la distribución de las habitaciones se ajusta a lo descrito en el guión, está conectado con otras localizaciones clave (por ejemplo, y tal como se indica en el guión, desde el balcón del apartamento la actriz principal podrá interactuar con los actores que se encuentren en el rooftop de otra localización cercana), tiene espacio suficiente en el parking para todos los vehículos de producción…
Una gran parte de la producción depende de esta localización principal y, por eso, nuestro fixer ha firmado un contrato de alquiler con el dueño de este apartamento. No podemos rodar en otro lugar.
Todo está listo para que el equipo de arte entre en acción y comience a pintar, cambiar muebles y darle ese toque estético que consiga reflejar la personalidad del espacio descrita en el guión.
El equipo de cámara también tendrá que testear luces, ángulos y ópticas.
Pero, a falta de una semana para empezar el rodaje, el propietario del inmueble rompe el contrato. Nos dice que ha decidido alquilar el apartamento a una familia que suele ocuparlo en verano y, casualmente, este año quiere además pasar un puente allí.
Boom. Así, de risas.
Pongámonos en situación: el dueño del apartamento tenía una relación previa con los inquilinos, pues estos llevaban muchos años alquilándole el apartamento y, claro, les dió preferencia.
El primer instinto de nuestro Fixer fue el suicidio. Luego pensó en asesinar al dueño del apartamento con un lápiz afilado. Finalmente y por fortuna de todos, respiró profundamente, cogió su teléfono y empezó la odisea.
Llamadas a la familia que quería alquilar el apartamento, llamadas al dueño del inmueble, llamadas a todo el mundo. Incluso llamó a la hija del dueño para que ella intentara hacerle entrar en razón. También a la señora de la limpieza. Nada.
Con el consentimiento de la productora, nuestro fixer ofreció más dinero por el alquiler del apartamento. El dueño no aceptó.
También ofreció a la familia costearles la estancia en un hotel de la zona. Sin éxito.
Parecía que esta pesadilla ya no podría remontar, hasta que vimos la luz.
Al final (bueno, a los 3 días de llamadas y gestiones) nuestro Fixer por fin hizo cambiar de opinión al propietario del apartamento. No sabemos si fue gracias a su insistencia, a sus buenas maneras, a su espíritu negociador o la suma de todas estas cualidades, pero nuestro Fixer consiguió el apartamento.
¡Y sin que nos subiera el precio del alquiler!
Incluso fue el propio dueño quien se ocupó de recolocar a la familia en otro alojamiento (sin que repercutiera en coste alguno para nosotros).
Eso sí, como muestra de agradecimiento, y para que el dueño se quedara tranquilo, depositamos un extra como fianza, garantía de que dejaríamos el apartamento exactamente igual como lo encontramos.
Final feliz.
Al final del rodaje, toda la fianza fue devuelta.